No es común encontrar un dueto de pianistas que puedan compartir escenario exitosamente, mucho menos uno que lo haga de manera extraordinaria como Ray Lema y Laurent de Wilde, quienes llegan al escenario del Zinco Jazz Club el 9 de noviembre de 2023.
Laurent nació en Francia y toda su vida ha participado en diversos proyectos, pero todos en torno al jazz. Por su parte, Ray nació en la República Democrática del Congo y comenzó su carrera como director musical del Ballet Nacional de Zaire, un puesto que lo involucró de cerca con los ritmos tradicionales de sus continentes y cambió su carrera.
Hace más de tres años que se embarcaron en este proyecto que se inspira tanto en la complicidad de sus integrantes, como en el amor que sienten por la música y conjuga ritmos occidentales y africanos de una forma única para crear un concepto que no es fácil de encontrar en el mundo.
“Es un encuentro de dos mundos y creemos que la cultura mexicana está muy acostumbrada a las combinaciones y diferentes formas de música, así que creo que les va a gustar mucho nuestra propuesta. Consideramos que es algo muy único, porque no es común ver dos pianos en vivo”, afirma Laurent de Wilde, “además, son dos pianos que vienen de diferentes universos, algo que lo vuelve excepcional y que espero que el público del Zinco reciba muy bien”.
De acuerdo con Laurent, Ray tiene un mejor entendimiento de la complejidad de los ritmos, mientras que él se enfoca más en crear armonías, sin embargo, para dar vida a sus composiciones pasaron mucho tiempo discutiendo el rumbo que querían tomar y ahora ambos lo respetan.
“Es lo opuesto de una competencia, nos gusta compararlo con un baile en el que dos pianos si lo piensas, son 176 teclas que son muchísimas, debemos ser muy cuidadosos para no pisarnos. Debemos movernos al compás de la música, sin estorbarnos, nos turnamos para dirigir y el otro sigue”, explica De Wilde.
Crear ese tipo de “caos organizado” requiere coordinación y experiencia, pero sobre todo compatibilidad, es la única manera de crear algo nunca antes visto. Lo que el Zinco Jazz Club está a punto de presenciar no se trata de una sesión de improvisación, sino de una meticulosa articulación de dos visiones musicales diferentes pero afines.
“Primero te tiene que gustar tocar con la otra persona, después tenemos que invitar a la audiencia a sumarse en nuestro disfrute, pero la clave es que aunque no hubiera nadie frente al escenario, aún así disfrutaríamos tocar juntos”, concluye Lema.