“Diferentes” es sin duda la mejor manera de definir a Los Pream, un proyecto que surgió de la intención de Facundo “Kunt” Vargas, un músico de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca, que soñaba con crear una banda que tuviera una gran calidad y una identidad musical única en su comunidad y en el mundo. Y lo logró.
A la aventura que comenzó en 2017 se sumaron los trompetistas Andrés Vargas y Mario Cardoso; Jonás Uriel, en batería; el guitarrista Konk Balam y Vladimir Medina, quien se encarga del keytar, todos ellos con diferentes pero largas trayectorias, originarios del mismo poblado que se encuentra en el corazón de la Sierra Mixe.
Grabaron su álbum debut en el interior de una casa de adobe, en su comunidad natal, pero con la ayuda de un equipo de ingenieros de sonido y tecnología de última generación, porque querían que sonara perfecto, sin olvidar de dónde salieron, una filosofía que define el ADN del proyecto. El material discográfico, titulado “Lëkïxï Ëjts”, incluye composiciones propias que combinan sonidos que provienen de la tradición musical de su región con funk, jazz, balkan y soul.
“Queremos mostrar nuestra identidad, pero no hablando ni explicándolo”, afirma Kunt, “también queremos mostrar nuestra identidad sonora, pero no dejar de lado nuestra tradición y un modo de hacerlo es tocar música nueva, pero sin dejar la esencia y el sonido que nos caracteriza como serranos, como mixes y justo eso logramos. En la portada del disco estamos afuera de una casa, con una pareja de señores bailando, así son nuestras fiestas, así somos”.
Pream, que proviene del castellano “primo” pero que se puede emplear como “primitivo”, es un término que se usa para referirse de una manera un tanto despectiva a una persona que por su apariencia o comportamiento desentona en lugares más “sofisticados”, un nombre que según los integrantes de la banda, les viene muy bien.
“Pream puede ser alguien irresponsable, que se emborracha y se olvida de los compromisos. También alguien que llega de una ranchería a una ciudad y se equivoca o no sabe cómo comportarse. Pero igual puede ser un amigo o un hermano, es muy amplia la palabra. Nosotros nos identificamos porque somos eso, venimos de una comunidad, tenemos formas distintas a las de la ciudad. Para nosotros era importante elegir un nombre que nos representara como somos. Ya nos van a escuchar y también nos van a ver, tenemos una fisonomía que claramente muestra que somos de la sierra, que somos de Oaxaca y eso también impresiona mucho por el tipo de música que tocamos, porque pueden decir que proviene de la Sierra Mixe, pero también de Nueva Orleans, entonces generamos una gama de sensaciones muy amplia y compleja”, explica Kunt.
Irrumpieron en la escena musical mexicana en 2017 con un sonido único capaz de conjugar música de banda tradicional Mixe, con jazz, funk y un poco de balkan, y han sorprendido a todos los que creían que ya todo estaba dicho. Desde entonces han llegado a escenarios como el festival M Jazz, celebrado en 2023 en la Ciudad de México y fueron invitados al Festival Internacional de Jazz de Campeche.
“¿Cuál es la intención de Los Pream? Este proyecto lo iniciamos con la idea justo de eso, de causar estas impresiones, que nos escuchen y piensen: ‘esta gente viene de la sierra y están tratando de hacer algo bien’ y precisamente a lo que apostamos es a compartir nuestra música, pero de una manera profesional y que a la gente le guste porque lo hacemos muy bien, no porque somos de una comunidad y nos tienen que apoyar. Siempre están los que pueden decir si es o no es jazz, pero finalmente nosotros solo queremos compartir nuestra música y si la gente nos quiere en esos festivales, pues no tenemos problema”, destacó Vargas.
Los Pream dieron sus primeros pasos musicales en Xalapa, en donde coincidieron todos los integrantes durante sus estudios en la Universidad Veracruzana. Ahí aprovecharon su conocimiento musical para formar parte de diferentes agrupaciones e incluso Kunt llegó a formar un quinteto con el que dio sus primeros pasos dentro de la improvisación, pero lo que marcó realmente un parteaguas para ellos fue el contacto con la escena musical local, pues les abrió nuevos horizontes.
“Cuando escuché afrobeat y jazz fue muy loco darme cuenta de que eran los mismos instrumentos que hay en la sierra pero usados de otra forma. Me llamó mucho la atención la improvisación y todo ese rollo”, contó Vargas.
Pero fue hasta que se reencontraron todos en Tlahui, que comenzaron los ensayos formales, primero con estándares de jazz que tocaban con estilo funk y luego con las composiciones propias que terminaron por consolidar el proyecto, que ya contaba además con la aprobación de sus paisanos, quienes suelen reunirse durante las fiestas del pueblo para escuchar nuevas bandas y conceptos diferentes en un evento al que llaman “La Audición”
“Las bandas se juntan en la se concentran en la cancha municipal del pueblo y cada una toca las mejores piezas que tienen y el público está escuchando, poniendo atención. La gente asiste porque sabe que va a escuchar qué tiene cada banda, qué va a proponer, qué es lo nuevo que está haciendo. Cuando escucharon nuestro proyecto, les gustó a todos, incluso a los músicos y ha sido muy interesante porque también se han motivado los chavos y quieren empezar a improvisar, a hacer otras cosas”, aseguró Kunt.
Así que ahora no solamente tienen el objetivo de compartir con el mundo música hecha en Oaxaca que rompe paradigmas, también quieren llevar los reflectores a Santa María Tlahuitoltepec, para ayudar a que nuevos proyectos crezcan.